El poder de la verdad by Alejo Viar

El poder de la verdad by Alejo Viar

autor:Alejo Viar
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
publicado: 2016-02-02T23:00:00+00:00


Con las carcajadas finalizó la grabación. Thomas Wilmot estaba más que satisfecho. Con aquello en su poder no tendría dificultades para llegar al jefe de la mafia, Darren O’Neill. Incluso pensó que no necesitaría mentirle para obtener financiación, si no proponerle participar en el asunto como socio. Sus métodos serían perfectos si se necesitase convencer a alguien para colaborar y su organización sería la más adecuada para proteger el secreto del proyecto.

Capítulo 19

Harry Doyle estaba preparando la huida, pues pensaba que la grabación que había entregado sería utilizada en contra de su jefe. Esperaba a cobrar el resto de la traición para desaparecer. Pero la llamada de Thomas Wilmot no fue para completar el pago. Fue para obligarle a organizar una reunión con Darren O’Neill.

Se encontraron dos días después en Nueva York, en el Bryant Park, junto al monumento a Goethe.

–¡Hola, señor O’Neill! Soy Thomas Wilmot.

–Sé perfectamente quién es usted. Espero que me aclare por qué estoy aquí. Creo que es la primera vez en mi vida que acudo a una cita sin saber el motivo. Lo he hecho por confiar en un amigo, espero que merezca la pena.

–Para empezar y con ello busco ganarme su confianza, le diré que su amigo le ha traicionado –aseguró Wilmot.

–¡Creo que sabe con quién habla! Por su bien, espero que pueda sustentar esa atrevida afirmación –advirtió O’Neill.

–Tengo una grabación de usted y su amigo hablando sobre cómo hacerse con la fortuna del difunto Everett Bardim. El propio Doyle me la ha vendido –explicó Wilmot.

–¡Vaya! Es usted valiente… Hace mucho tiempo que nadie me amenaza.

–No es una amenaza, señor O’Neill. Quiero proponerle una sociedad muy lucrativa. Tome –dijo Wilmot ofreciéndole la memoria USB–. Es la grabación. No he hecho copias, pero no puedo asegurar que su amigo Doyle no las haya hecho.

–Tiene usted una manera curiosa de intentar ganarse mi favor. Me entrega lo que puede protegerle.

–No creo que necesite protección en cuanto lea esto –aclaró Wilmot entregándole el dossier redactado por Grewson.

–¿Qué contiene? –preguntó O’Neill con curiosidad.

–Un proyecto que necesita financiación. Es ilegal, pero muy lucrativo si tenemos éxito.

–¿Y si no?

–Perdone, señor O’Neill, me he expresado mal. Tendremos éxito. Alguien lo consiguió hace unos años. Es cuestión de tiempo que lo repitamos.

–Si alguien lo consiguió, se trate de lo que se trate ya está inventado, ¿no? –replicó el mafioso.

–No, señor O’Neill. Se perdió la información del resultado positivo. Sólo se trata de encontrarla de nuevo. Si lee el dossier lo entenderá, se lo aseguro.

–¿Y de cuánto dinero hablamos?

–Sé que han vaciado las cajas de seguridad del señor Bardim, así que tiene usted líquido de sobra. La posible ganancia es incontable –afirmó Wilmot.

–Eso es mucho decir. Veamos en que me quiere enredar.

El señor O’Neill leyó el dossier. Como le pasó a Wilmot al hacerlo, el interés fue creciente desde el primer párrafo. Y reaccionó igual al terminarlo.

–¿Esto es cierto?

–Sí, señor O’Neill. Está comprobado y se lo puedo demostrar antes de pedirle el dinero.

–No le daré ni un dólar. Si me demuestra que es posible



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